Protocolo familiar

¿Qué pasará con mi empresa cuando no esté?

Sin lugar a dudas, la empresa familiar es un modelo que presenta una mayor tasa de éxito. La especial dedicación, la aversión al riesgo y, especialmente, el sentido de identidad con el proyecto empresarial, son ingredientes de un modelo que funciona.

Desgraciadamente, no es oro todo lo que reluce. "El 85% de las empresas familiares no supera la tercera generación". Esta fue una de las conclusiones del Primer Taller sobre la Función Directiva en la Empresa Familiar celebrado en 2015 por la Asociación Española de Directivos (AED) en Valencia y que cuenta con la colaboración del Instituto Valenciano de la Empresa Familiar (Ivefa). Ante esta situación, se deben buscar fórmulas que aseguren la perpetuidad de los negocios a fin de conseguir que no se pierda la esencia de lo que llevo a hacerlos exitosos. Una de estas fórmulas es la utilización del Protocolo Familiar.

El Protocolo Familiar es un acuerdo marco de naturaleza compleja, que contiene elementos o pactos propios de distintos contratos y que sirve de norma a la que han de ajustarse otros pactos complementarios de carácter más concreto, firmado entre familiares socios de una empresa, actuales o previsibles en el futuro, con la finalidad de regular la organización y gestión de la misma, así como las relaciones entre la familia, la empresa y sus propietarios, para dar continuidad a la empresa,

 
de manera eficaz y con éxito, en la siguiente generación familiar.

Esta solución puede ser una perfecta forma de evitar la existencia de intereses contrapuestos entre los futuros miembros de la sociedad. QRS, sensible a esta realidad implementa programas ajustados a cada caso, analizando todas las posibles contingencias que se presenten cuando los fundadores de la empresa ya no se encuentren.